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martes, 17 de marzo de 2020

MEDELLÍN. Urbanismo y Sociedad.
Jorge Pérez Jaramillo.
TURNER Noema. 2019. Madrid.

La historia de los últimos 30 años en la ciudad  de Medellín y de cómo se enfrentó una de las situaciones de crisis violenta más importantes de Latinoamérica hasta superarla, no sin problemas, mediante un "proceso social, participativo e incluyente" y de planificación territorial que ha desembocado en que los índices socioeconómicos y demográficos hayan cambiado su tendencia y se haya convertido la propia ciudad y su área metropolitana del río Aburrá en ejemplo internacional de prácticas urbanísticas y sociales con poder transformador.



Jorge PÉREZ JARAMILLO presenta en su libro Medellín. Urbanismo y Sociedad, editado por TURNER Noema en 2019 la historia viva de la transformación de una ciudad a lo largo de un proceso de 30 a 40 años en que partiendo de una crisis económica, violenta y un declive social con altas tasas delictivas, de paro, pobreza, desigualdad se construyó un camino para lograr revertir la situación y lograr construir una sociedad más justa, más inclusiva, más participativa y más democrática en definitiva. Utilizando como revulsivo precisamente la crisis  se consiguió superar los nefastos indicadores de delincuencia, segregación, pobreza, paro, marginalidad, urbanismo no planificado, informalidad espacial y urbanística, etc...

Todo ese proceso de reversión  de la situación crítica de la ciudad de Medellín y de su área metropolitana se consiguió a través  de un proceso de intervención urbanístico y social con participación de todos los actores sociales e incluyente basado en el liderazgo colectivo y con la co-responsabilidad como factor cohesionante dando así representatividad y voz a toda la población incluidas las clases o grupos más pobres.

Es un gran experimento o quizás se podría decir que es la suma de muchos experimentos sociales y urbanísticos a diferentes escalas ampliando en el proceso el marco de un urbanismo de ingienería vial y técnica exclusivamente hacia un urbanismo social en que se contemplan parámetros más sociales, más inclusivos y participativos yendo con ello más allá de las concepciones puramente "ingenieriles" (no por ello menos necesarias) a otras en que se contempla la ciudad articulada y dotada con espacios públicos, parques, transporte público, bibliotecas, colegios, comedores, centros médicos, etc..., que en el marco de planificaciones a medio y largo plazo de carácter territorial (a escalas menores) y urbanístico (a escalas mayores) consiguieron que poco a poco, y no sin dificultades, aquéllos parámetros sociodemográficos negativos de la década de los 70-80 hayan revertido la tendencia en un plazo de tiempo relativamente corto hasta la actualidad.

El éxito de este proyecto se debe sobre todo a la confluencia de la universidad y sus escuelas de arquitectura que ya desde la década de los años 40 en el S. XX postulaban soluciones urbanísticas sobre la ciudad y su área metropolitana y cómo posteriormente evolucionó implicando a la sociedad y el ámbito político y creando en dicho proceso figuras del planeamiento adecuadas para la consecución de los planes estratégicos. Con todo ello el diálogo de los actores sociales y el aumento de la cohesión ciudadana aseguraron el éxito del proyecto  ya que se articuló sobre la base de la co-responsabilidad, la participación ciudadana y la inclusión de todos los grupos sociales no solo en los proyectos a escala macro sino también en el diseño de proyectos con impacto microescalar en un ambiente que hiciera partícipe a las clases o grupos más desfavorecidos.

En ese marco los concursos y arquitectura y urbanismo que se convocaban en la ciudad se mostraron como fuente de proyectos y como vehículos para la experimentación de nuevos cauces para la consecución de los planes de urbanismo y de desarrollo del área metropolitana del río Aburrá en que se incardina la ciudad.


El proyecto de ciudad también se dibujó desde una perspectiva inclusiva y con el proyecto  de ciudad inspirado en conceptos como "crecimiento hacia dentro", "derecho a la ciudad", la "equidad urbana", etc... De ese modo se luchó contra lo que venía siendo la nota dominante urbanística en los peores años de la ciudad de Medellín y su área metropolitana: la construcción de viviendas con altas densidades sobre suelo barato aumentando así la especulación del capital inversor y creando cargas urbanísticas importantes en forma de problemas de tráfico, transporte público, dotación y acceso a servicios básicos como el agua, la electricidad, gas, educación, servicios médicos, etc... y provocando con ello la creación de barrios excluidos, comunidades segregadas y en definitiva más fractura social.

En este punto el llamado urbanismo social se desarrollaron acciones en los barrios más desfavorecidos aumentando así sus oportunidades y dándoles voz a través de sus propios actores sociales consiguiendo con ello más inclusividad, más representatividad y más protagonismo a los más desfavorecidos y todo ello acompañándolo de intervenciones como dotación a los barrios de espacios públicos conceptuados como espacios de encuentro ciudadano y de estar diario. Un ejemplo de esas intervenciones o experimentos que se pusieron en marcha consensuados con aquellos con quienes se iba a "experimentar" fueron, o quizás debiera decir, son, pues se trata de un proyecto vivo, los llamados "TALLERES DE IMAGINARIOS COMUNITARIOS" (pág 139)  o "UNIDADES DE VIDA ARTICULADA" en que la comunidad expresaba también su propio ingenio a la hora de valorar los "PLANES MAESTROS GENERALES".  Es curioso en este punto como el concepto de BARRIO se articula como potencial unidad de análisis y de trabajo (págs 130-132).
En este marco se abordaron algunas medidas en la línea del CPTED para bajar la concentración  de delitos mediante un "Plan Maestro de Iluminación" al detectarse en los análisis de diagnóstico socioeconómico la existencia de áreas muy oscuras en los barrios y en las cuales había una mayor concentración de delitos. Al detectar que esas áreas eran zonas de propiedad pública se ideó (participativamente) el modo de reconvertir esas propiedades en experimentos sociales a pequeña escala a través de la figura de las "UNIDADES DE VIDA ARTICULADA".
El PLAN DE MEJORAMIENTO INTEGRAL DE BARRIOS es uno de los instrumentos donde a partir del diagnóstico  de una situación caracterizada por conceptos como viviendas con altas densidades en áreas periféricas con suelos a bajos precios, cargas urbanísticas, barrios excluidos, comunidades segregadas, fractura social..., se orientan los planes de ordenamiento territorial hacia como conceptos como crecimiento de la ciudad hacia dentro, acupuntura urbana, espacios públicos, equidad, comunidad, participación, freno a la especulación urbanística y que durante el periodo estudiado se han dado situaciones de cierta evolución desde punto de partida con construcción de viviendas con altas densidades en la periferia donde había suelo disponible y barato y donde se podían obtener grandes plusvalías, hacia el desarrollo de la ciudad hacia dentro basada en aumentar las densidades poblacionales en las áreas y barrios ya existentes apuntalando de esta forma la comunidad, la representatividad aprovechando el movimiento asociativo, sus líderes locales o de barrio y sus espacios públicos como espacios de encuentro y de fomento de su identidad comunitaria.

Este tipo de actuaciones consiguieron que el caso de Medellín sirviera de ejemplo a nivel internacional por cuanto suponía un cúmulo de experimentación urbanística y social con evidentes resultados en los principales indicadores socioeconómicos y demográficos. Sin embargo, ello no obsta a considerar que, como proyecto vivo, esté sujeto a los cambios políticos que se van sucediendo y, de hecho, el autor menciona la deriva populista y de fragmentación política que en los últimos años impregnó la política nacional colombiana y la local de Medellín y su área de influencia y de cómo muchos de los proyectos de los Planes de Ordenación se han  postergado en el mejor de los casos. Esa es la razón de que dedique algunos capítulos a consideraciones del tipo "grandes retos que prevalecen" (pág 189).

Es curioso, y aquí me quiero detener un poco, que mencione la seguridad ciudadana como uno de los retos que la sociedad de Medellín y su área metropolitana tienen por delante. Y cómo equipara o pone al mismo nivel conceptos como la "equidad", la "sostenibilidad ambiental", la "salud urbana", el "control territorial" la "articulación metropolitana" con el de la "seguridad".
El papel de la geografía en el análisis geoestratégico  redundan en el control territorial de la ciudad expandida y su área de influencia a través de la relación entre conceptos como geografía, espacios urbanos, flujos de relaciones humanas, etc...
En ese marco tiene capital importancia el desarrollo de un fuerte sistema de PARTICIPACIÓN CIUDADANA que ofrece a la sociedad civil diversas instancias de representación. Hay entradas en el libro tituladas "participación ciudadana como base de la democracia" en se hacen observaciones como la de MARCO AURELIO MONTES en su libro Medellín que estás en el cielo (2004) en que se dice textualmente "las clases adineradas han ido transformando la ciudad al ritmo de la especulación".

Por otro lado en el análisis de la evolución de los índices de la ciudad de Medellín tienen gran  relevancia los altos niveles de calidad y coberturas en servicios públicos de salud, educación, transporte, recreación (pág. 209), agua potable, energía, telecomunicaciones, gestión de residuos, etc... Pero es en el subcapítulo de la pág. 223 titulado "innovaciones para la vida pública" en que se dibuja el cuadro urbano desde el origen de las intervenciones a la actualidad. ahí, como se verá, se dibuja un panorama que se da en otras ciudades y áreas metropolitanas de iberoamérica: la ausencia de los así llamados ESPACIOS DE VIDA donde la inseguridad era la nota dominante y en que "la ciudad se desarrolla en base a urbanizaciones cerradas por muros y rejas controladas por vigilancia privada en los entornos más pudientes y los combos o pandillas en las áreas populares y barrios relegando el espacio común a su menor expresión". La ciudad en ese contexto equivale a entornos de vías de comunicación rodeados de muros. (A lo largo del libro  desarrolla los problemas de ingienería  viaria sobre las del urbanismo social).

Rehabilitar los espacios colectivos, reconquistar la ciudad ha sido fruto del cambio de paradigma en la forma de abordar los problemas en su conjunto, de propuestas técnicas, culturales y sociales de intensa experimentación y de diálogo social construido sobre la participación de los ciudadanos, sobre el aumento de las oportunidades y representatividad de estos y, por otro lado, las aportaciones académicas y los esfuerzos políticos.

En todo este escenario es importante que se tenga presente que la gestión de la seguridad ciudadana y el fomento de la vida pública entre otros factores hacen que la ciudad de Medellín haya llegado hasta este momento y encare el futuro decididamente.


Manuel Vera.
Marzo 2020.









martes, 26 de febrero de 2019

EL CONFIDENCIAL. DANIEL BORASTEROS 26/02/2019 05:00 -

EL MAYOR GUETO DEL NARCOTRÁFICO EN ESPAÑA

El barrio en el que no se atreven a entrar ni los repartidores de Amazon

Buenos Aires, en Salamanca, vende la heroína más barata del país y ni siquiera la gente más humilde quiere vivir allí aunque las casas no valen nada




En España, hay un barrio en el que nunca suben los precios. Ni siquiera nadie se molesta en calcular el valor del metro cuadrado: no vale nada. Un grupo de casitas rojizas encajonado entre carreteras, vigilado por grupos de jóvenes con cadenas en sus entradas, y rodeado de esa hierba pajiza que crece donde no llega nadie en las ciudades. Un barrio en el que ningún niño alcanza la educación Secundaria, no entran los repartidores por miedo y se vende la heroína más barata de España. Los chicos viven en un clima de violencia desde que no levantan un metro del suelo y los modelos a imitar son los grandes narcos. Tampoco hay un solo inmigrante. Nadie quiere vivir en el barrio más blindado del país: Buenos Aires, en Salamanca.


“Lo de que no entren los repartidores es lo de menos”, se lamenta Emiliano de Tapia, que es a la vez el cura, el presidente de la asociación de vecinos y la única voz que se atreve a hablar en la zona. La empresa MRW, según denunció el grupo de Ciudadanos en el ayuntamiento salmantino, decidió el pasado septiembre vetar varias calles de este lugar. Se trata del único sitio al que no llegan “oficialmente”. “Es lógico que no entren, porque este barrio va ya por su tercera generación de gente que no ha vivido más que en la violencia y no tiene ningún contrapeso en su educación”, subraya el religioso.


A diferencia de otras barriadas marginales en las que es frecuente el tráfico de drogas, Buenos Aires es un fortín en el que no hay casi mezcla: aquí casi todos se dedican a lo mismo y casi nada de lo que hacen es legal. Se trata de un grupo de viviendas levantadas en 1983, cuando a raíz del 'boom' turístico en la ciudad castellana se decide recuperar la parte del casco histórico donde estaba el antiguo barrio chino echando a las familias que vivían allí y realojándolas en esta finca en los confines de la población. Hay 350 viviendas en total.


De hecho, los dos principales bloques en los que se centra el tráfico de drogas son propiedad de la 
Junta de Castilla y León. Allí, en unas 30 viviendas, malviven los 'machacas' de las grandes familias de la droga y se encargan del trasiego diario. Son toxicómanos, en su mayoría de largo recorrido y cerca de 50 años, que, a cambio de sus dosis, trabajan para los clanes mafiosos.


“Todo esto surge porque el modo de vida de estas familias desaparece con los tiempos modernos y muchos escogen el narcotráfico como alternativa, lo que además es mucho más lucrativo”, relata Tapia. Los oficios a los que se reducen a, principalmente, la compraventa de mulos para trabajar en el campo. Un oficio, el de tratantes, en el que esos clanes ya han adquirido experiencia en relacionarse con las personas adecuadas para mover una mercancía de un lado para otro. Y lo mismo da animales que cocaína o heroína, siendo bastante más rentable el tráfico de drogas.


Un alto mando del Cuerpo Nacional de Policía en Madrid ya señalaba la relación de estos grupos de antiguos vendedores de animales salmantinos incluso con los grandes clanes de la droga que ahora están en Valdemingómez, el mayor punto de compraventa de estupefacientes de Europa. “Están aquí y allá, pero varias de las familias que controlan el mercado tienen fincas y provienen de Salamanca, Toledo o Extremadura”, recalcaba el policía.


“Este barrio es muy difícil y es una vergüenza, pero lo es también porque ha habido muchos intereses detrás para que fuera así”, desliza Tapia, a quien se le conoce popularmente como “el otro Papa de Buenos Aires”. Tapia se apunta a las teorías conspirativas que señalan al poder como el responsable del aumento del consumo de heroína en momentos puntuales: “A finales de los setenta con la movilización política, a primeros de los noventa con la crisis de entonces y la de 2008, en la que los jóvenes ven que no tienen ningún futuro”, desgrana. “Una manera de tener controlada a esa juventud es con las drogas”, sentencia el religioso, que ha apreciado un repunte en el consumo de heroína “en los últimos tres o cuatro años”.





Desde 2015, hay un grupo de trabajo con “reuniones sectoriales” para afrontar “el problema de Buenos Aires”, según explica un portavoz del Gobierno municipal salmantino. En esa comisión, además del consistorio, se sientan la Junta de Castilla y León y la subdelegación del Gobierno. Todos se han comprometido a “mejorar las condiciones del barrio”. Pero, por el momento, no se aprecian grandes resultados.


En el colegio público Gabriel Martín, los profesores acuden sin ninguna esperanza y con bastante temor. Ninguno de los niños que acude proseguirá sus estudios. Todos están atrapados en las dinámicas de la barriada y sus expectativas son seguir los pasos de los grandes héroes de cada clan de la droga. “Los padres que no están en el negocio no llevan sus hijos a ese colegio, no tiene ningún sentido”, revela Tapia, que insiste: “Esos niños son ya una tercera generación de narcos, no han vivido nunca una situación normal”. El colegio es tan peculiar que hasta los docentes tuvieron que compartir espacio con un okupa durante algún tiempo. Un hombre con problemas mentales que se colaba a dormir por el tejado del centro. “Lo curioso es que no era un hombre peligroso y era lo de menos de todo lo que sucede en aquel centro”, dice con ironía Tapia, que acoge en su parroquia a 17 exreclusos, como era el caso del hombre que pernoctaba en el colegio .

La situación del barrio es tan peculiar que cuando una mafia dedicada al tráfico de personas dejó tirados a 700 bolivianos en la provincia castellana y se los ubicó en esta zona por parte de los Servicios Sociales, todos se fueron marchando del lugar hasta no quedar ninguno de ellos. Si se vende una casa en Buenos Aires, el precio lo ponen los clanes de la droga y se la quedan ellos. Aunque ninguna alcanza más de 18.000 euros en esas compraventas . Los dos bloques en los que se centra el tráfico pertenecen a la Junta, pero tienen todos los suministros pirateados. Una situación que la asociación vecinal Asdecoba denuncia porque entiende que es “peligrosa”. El hartazgo de este grupo de vecinos es tal que lo que piden es, directamente, “que tiren el barrio y se empiece desde cero”, como exigieron en una manifestación el pasado 4 de febrero.

domingo, 18 de noviembre de 2018

Los Distritos Madrileños más inseguros.

Carmena lleva más policía a cinco distritos para calmar a los vecinos

Diez barrios de Puente de Vallecas, Usera, Villaverde, Carabanchel y Latina tendrán mayor presencia policial hasta después de Navidades


Es curioso como ante el aumento de delincuencia en varios distritos de Madrid las asociaciones vecinales se han movilizado para solicitar de la administración pública una mayor presencia policial y la puesta en marcha de un Plan de Seguridad ha sido la respuesta por parte del Ayuntamiento de Madrid.


Cuando se entra a analizar las barriadas en que se ha puesto en marcha el plan observamos que ya desde antes que se evidenciara el problema de esos distritos hay otras entidades privadas que ya vienen analizando el problema desde mucho antes; tal es el caso del portal inmobiliario Idealista.com, pero lo que es más curioso y lo que quiero resaltar aquí es que los dos mapas que acompañan al artículo que se enlaza aquí combinan dos categorías de datos: los índices de delincuencia y el precio medio del m2 por distritos. Es decir, para el portal inmobiliario ambos datos van relacionados. Más allá de contrastar esta correlación de un modo más científico, se evidencia, a priori que existe un nexo entre las variables, si bien habría que estudiar qué fuerza y qué sentido tiene esa correlación.











En ese sentido, si seguimos indagando en esta problemática, encontramos otro hecho que se relaciona con estas cuestiones, con estas variables: es el auge de los locales de apuestas en ciertos distritos de Madrid, en un artículo de el 28 de enero de 2018 aparecido en El Confidencial titulado "las salas de juego exprimen los barrios pobres de Madrid: crecen un 140% desde 2014" se analiza la problemática que supone el auge de estos locales y cómo se asientan en los distritos más pobres de la capital y casualmente coinciden con los de mayores tasas de delincuencia o, al menos, con ciertos tipos de delincuencia (contra la propiedad, drogas, etc...).

En este mismo sentido se pronunciaban los contertulios del programa de radio de Ondacero Julia en la onda del día 16/11/18 donde se analizaba el auge de estos locales en aquellos "barrios" más depauperados de Madrid con mayores índices de pobreza, más paro juvenil, etc...

Se evidencia así que todos estos factores están relacionados entre sí y que para abordar esta problemática debe trabajarse desde diferentes ángulos de una realidad poliédrica en la que la actuación policial es uno más de los aspectos a tratar pero desde luego no el único, es decir, abordar el problema exclusivamente desde una perspectiva policial es un error, deben entrar en juego otras soluciones que de un modo transversal ayuden a paliar esa situación de inseguridad.

jueves, 1 de junio de 2017

RNE1. El Ojo Crítico.
Entrevista al arquitecto. Norman Foster. "En Medellín se han realizado intervenciones urbanas y culturales que han hecho que se se reduzca radicalmente la tasa de homicidios"...

jueves, 25 de mayo de 2017

 CÓMO "CURAR LA VIOLENCIA"

ARGEMINO BARRO. NUEVA YORK
El Confidencial, 25/05/2017

Los pacificadores de South Bronx: el barrio más peligroso de Nueva York

Hoy es el barrio más pobre y violento de la ciudad. Recorremos el South Bronx con vecinos convertidos en "interruptores de la violencia". Los tiroteos en su zona de trabajo han caído un 37%


DELINCUENCIA

“Dime una cosa, ¿traerías a tu hijo a jugar a este parque?”, dice Jonathan apuntando a un amasijo ondulado que recuerda a un tobogán. Es como una ruina griega, pero de metal desconchado. “Yo no traería ni a mi perro”, añade. Luego señala un andamio largo y húmedo que ensombrece uno de los caminos. “Lleva años aquí; nadie sabe para qué lo montaron”. A pie del andamio, charcos de agua y basura.Jonathan no habla de urbanismo, sino de violencia. De un paisaje carcomido y abandonado; de los edificios ciclópeos donde se cocina a fuego lento el conflicto. “Malos tratos, drogas, peleas, encarcelamientos…”, enumera Jonathan como si fuera una lista de la compra. Estamos en South Bronx, y el trabajo de este afroamericano de 38 años es evitar lo que considera el resultado último de la exclusión social: los tiroteos.Parece que la historia reciente, portadora de paz y franquicias de diseño, no ha pasado por estas calles. Nueva York ha visto bajar el crimen en picado el último cuarto de siglo, pero no aquí. Determinadas porciones del Bronx siguen siendo ricas en bandas callejeras, provistas de armas baratas que llegan ilegalmente desde otros estados.
Basta con levantar una piedra para encontrar un relato de violencia. Como el de Daniel Rice, tiroteado en dos ocasiones, condenado a una silla de ruedas. O el de Roberto Rodríguez, acribillado a pocos bloques de aquí. Solo en este distrito policial, el número 40, un recuadro de South Bronx, hubo 14 asesinatos en 2016. El propio Jonathan reconoce haber perdido a “familiares y amigos”, sin entrar en detalle.La organización para la que trabaja a tiempo parcial, S.O.S. (siglas en inglés de “salvar nuestras calles”) South Bronx, se sumerge en este mundo de una forma flexible, casi zen. Explora las calles a través devecinos convertidos en “interruptores de violencia”, como Jonathan, que nació y creció en esos bloques, para tejer una red de ojos y oídos que midan la temperatura del barrio. Hay que ganar credibilidad en la comunidad”, explica James “Jaime” Rivera, coordinador y enlace comunitario de S.O.S. South Bronx. Neoyorquino de origen portorriqueño y exmiembro de la banda de los Ñetas, Rivera dice que solo emplean a gente local: “Personas de la misma comunidad, que la comunidad conozca, tanto adultos como jóvenes, y que sepan desarrollar relaciones en momentos de paz”.Lo primero que hace esta organización sin ánimo de lucro, financiada con dinero público, es identificar “participantes de alto riesgo”: jóvenes de entre 16 y 24 años que cumplan cuatro de siete factores: fundamentalmente, si son violentos o víctimas de violencia, si han estado en prisión, venden drogas o se rumorea que van armados. S.O.S. tiene a 12 personas en la calle, manteniendo el diálogo con los dueños de negocios, predicadores, abuelas, o incluso los jefes de las bandas. Una vez localizados los “casos”, se les escucha y se les proponen soluciones u oportunidades de integración."Hoy los niños, cuando están en un parque y hay un tiroteo, se agachan durante cinco minutos y después siguen jugando"Rivera afirma que actuar “de manera reactiva” es inútil. Uno no puede desactivar un conflicto si no conoce a la gente implicada y no ofrece una alternativa. “Yo no puedo decirte que vendas o que no vendas drogas; eso solo lo puede hacer alguien que dé algo a cambio. Y por eso nosotros damos un adiestramiento para encontrar un trabajo, mantenerlo, conectar con recursos educativos, etc. Y ahí tengo un poco más de derecho a criticar la manera en que vivas tu vida. Y decirte: hay otros medios”.Jonathan explica que un joven lo llamó recientemente con aire preocupado. Alguien le debía dinero, pero, en lugar de pagarle, se dedicaba a ridiculizarle a escondidas. “Me explicó que quería recurrir a la violencia; tenía miedo de perder su ‘credibilidad de la calle’, su respeto, si este hombre no le pagaba. Lo que hice fue decirle: ‘te entiendo. Pero vamos a ver las consecuencias. Tienes posibilidades de que te cojan las autoridades, sin cobrar esos 200 dólares. Estás pasándolo mal, pero no has cometido un delito’. Así que enfaticé las cosas buenas que hace y afortunadamente pudo dejar a un lado su enfado. Hoy trabaja en el aeropuerto, gana un dinero decente, y acaba de salir de casa de su madre. Él me lo agradece, su hermana me lo agradece”.



.El esplendor material de Nueva York tiene su reverso en Newtown Creek, un estuario rodeado por refinerías, desagües, depósitos de gas y factorías donde se tramita el 40% de la basuraCada empleado cultiva diferentes círculos, adaptados a su bagaje social. Jonathan se centra en comunidades afroamericanas; su compañera Marisol, en los latinos. “Llevo cinco casos de participantes, uno de ellos en prisión”, explica Marisol. “Les ayudo a buscar empleo, y también trabajo con los hospitales. Me llaman y dicen que tienen un caso de apuñalamiento o tiroteo, y me preguntan: ¿puedes venir, u otro miembro de S.O.S.? No quieren que, cuando el paciente salga, haga daño a alguien. Hablo con la madre o con el padre. Les dejo usar mi teléfono. Soy como el familiar que no tienen”.S.O.S. no comunica a la policía lo que hacen o dejan de hacer las bandas, y ofrece en su oficina un espacio seguro para que cualquier joven pueda hablar abiertamente de sus problemas. “No decimos quién tiene razón o quién está equivocado; simplemente reducimos el conflicto”, declara Jonathan, que prefiere no revelar su apellido.

Cómo "curar la violencia"

Este modelo de actuación se llama Cure Violence, “curar la violencia”, y nació en Chicago la década pasada. En 2009 se implantó en Crown Heights, un barrio de Brooklyn afectado por los asesinatos con armas de fuego, y en 2012 en South Bronx. Según un estudio de Northwestern University, las zonas de EEUU donde se aplica experimentan unareducción de las agresiones de entre el 15% y el 40% en dos años.Los recursos de S.O.S. solo les permiten cubrir una treintena de bloques entre las calles 147 y 156. Su contabilidad, que cotejan con la que lleva la policía, dice que los tiroteos han descendido un 37%. En el momento de entregar este artículo, su zona llevaba 326 días sin registrar ningún incidente. Al contrario que el resto de South Bronx.
Este barrio, que simboliza desde hace años las peores plagas urbanas,fue en su día un lugar próspero, arbolado y señorial. Una residencia de la aristocracia neoyorquina, cuyo ego sigue presente en las fachadas que sacan pecho sobre un promontorio, o en los nombres épicos de sus calles, bautizadas en honor de próceres olvidados.El destino de South Bronx se empezó a torcer a mediados del siglo pasado. Una autopista enorme se construyó en pleno barrio, devaluando rápidamente los precios inmobiliarios. La crisis económica cerró las fábricas, la clase media emigró, y las viviendas sociales que quedaron, desprovistas de servicios municipales, se convirtieron en cultivos de marginación. El vecindario tocó fondo con la ola de crack en los ochenta.Como si todas las desgracias se pusieran de acuerdo, South Bronx es hoy el barrio más pobre, contaminado y violento de la ciudad. Es aquí donde se procesa el 80% de la basura neoyorquina; el distrito policial 40 es el que más homicidios registra. Sus detectives tienen, de media, cuatro casos cada uno, frente a un homicidio por cada detective en el Bajo Manhattan. La mitad queda sin resolver.“Nosotros entendemos que la violencia no es normal”, declara Jaime Rivera, de 45 años. “Hoy los niños, cuando están en un parque y hay un tiroteo, se agachan durante cinco minutos y después siguen jugando. Ya no lo vemos como algo raro. Si antes se oía que alguien llevaba un arma, la gente se escondía. Hoy están tan diluidas que no se identifican. Si damos educación pública es para demostrar que esto no es normal”.Según Jonathan, más que la pobreza en sí, el factor determinante es la frustración y la falta de modelos de conducta. Aquellos años de crack se llevaron una generación entera por sobredosis, bala o cárcel; miles de niños han crecido huérfanos, en circunstancias de las que no salen, afirma, porque no ven un camino. “Nadie quiere ir a prisión”.